miércoles, enero 03, 2007

Enigma: ¿Cuál es la relación de Schiavi con el lobby de la construcción?


28 de diciembre
La Cámara Argentina de la Construcción tiene apellidos paradigmáticos: Chodos, Wagner, Eskenazi, Roggio, Madcur, Macri, Chediack, y otros. Ninguno de ellos se ha mostrado muy preocupado por preservar la calidad del hábitat porteño. Pero las autoridades son quienes, en nombre de los vecinos, deben establecer los límites y conseguir que prevalezca la ley. Sin embargo, ¿qué está ocurriendo?
Juan Pablo Schiavi, ingeniero agrónomo a cargo de la ingeniería civil y la arquitectura urbana porteña, afirmó: "La ciudad tiene 50.000 calles y la mitad está asfaltada. Habría que tener un programa de repavimentación de 10% de las calles por año. Si miramos el registro de las últimas dos décadas está claro que no se hizo nada. Y el pavimento se ve, imaginemos lo que pasó con lo que no se ve. Vamos a poner $ 80 millones en infraestructura hidráulica y en recuperar el espacio público".
Cualquiera podría explicarle que con el precio internacional del petróleo en los niveles actuales, que no son 'picos', resulta muy oneroso para la Ciudad insistir con el pavimento asfáltico que es el que Schiavi ordena utilizar. Lo aconsejable sería mudar en todo lo nuevo al hormigón.
La Argentina es uno de los pocos países del mundo que sigue utilizando un derivado del petróleo para construir calles y avenidas públicas.
La reconversión no ocurrió por el lobby de los constructores viales argentinos, que no quieren invertir en nuevas maquinarias y equipos, necesarios para trabajar con el hormigón en vez del asfalto.
También porque al bajar los presupuestos totales, los sobreprecios y 'mordidas' posibles, también reducirían. Mientras los porteños puedan pagar su tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza actual, ¿para qué cambiar, no?
Entonces, han tenido a su favor la corrupción y/o la ignorancia de los funcionarios públicos.
Y lo que ocurre obliga a una reflexión: ¿Cuál es la relación entre Schiavi y el lobby de los constructores?
Sustentable
La Constitución porteña habla de 'desarrollo sustentable', y resulta letra muerta como la autonomía de la Ciudad.
¿Qué es el 'desarrollo sustentable'?
Lo explica la propia Constitución: "(...) un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo y que se sustenta en el equilibrio ecológico. Este proceso implica el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia pacífica y en armonía con el Ambiente, sin comprometerlo y garantizando la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras (...)".
Los abogados ambientalistas Marcelo Capelluto y Elsa Margarita Fornasero afirmaron, días atrás: "El impacto ambiental de las nuevas construcciones es desastroso en el norte de la Ciudad; se derrumban casas típicas con jardines para levantar edificios gigantescos que perjudican a las construcciones bajas existentes, tapando el sol, invadiendo la privacidad, y desde ya generando problemas en la infraestructura de servicios, ya sea primero la escasez y luego colapso de servicios públicos esenciales como ser agua, cloacas, luz, gas, etc.; problemas de saneamiento ambiental, dada especialmente con la generación de mayores cantidades de residuos, el deterioro del suelo, mayor circulación de vehículos que ocasiona mayor polución ambiental y contaminación visual y sonora, menos lugares públicos para estacionar los autos lo que podría suponer en el tiempo la instauración de un servicio medido, superpoblación hospitalaria, desborde de alumnos en las escuelas públicas y privadas, problemas de seguridad, de transporte, etc., todo ello afectando la calidad de vida de los residentes porteños".
También alertaron: "Cuando las nuevas construcciones estén habitadas se agudizarán las inundaciones que hace décadas padecen distintas barrios capitalinos, “siempre que llueve fuerte, habrá riesgos de colapso de las cloacas, como ya ocurrió en la calle Olazábal de Villa Urquiza".
El panorama que describieron es alarmante: "A su vez las constructoras venden las terrazas de los nuevos edificios- torres para la instalación de antenas para celulares, con la excusa de reducir gastos de expensas, no estando probada científicamente la inocuidad de las ondas electromagnéticas. No se está en contra del progreso y de la construcción de viviendas, actividad generadora de puestos de trabajo y pilar de la recuperación económica, pero sí se impone una planificación urbana, es decir un ordenamiento territorial que respete las características de cada barrio, sin llegar a vedar las modificaciones que normalmente pretende realizar cada propietario dentro de su vivienda, cumpliendo siempre con la normativa existente".
El Estado debe regular los intereses del vecino y el de los inversores, para que no se superpongan entre sí, afectando seriamente a una de las partes, a través del Plan Urbano Ambiental.
Está previsto en el artículo 27 de la Constitución porteña, que se incumple en diversas cuestiones.
El jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman, a través del Decreto N° 650, designó al ingeniero agrónomo Juan Pablo Schiavi ministro de Obras Públicas e Infraestructura, en lugar de Ernesto Selzer.
Antes, colaborando con Carlos Grosso, Schiavi fue subsecretario de Mantenimiento Urbano y Servicios Públicos de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires –entre 1990 y 1992- y subsecretario de Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires -1992-.
Cuando Telerman le ofreció Obras Públicas, Schiavi se desempeñaba como director del Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad.
Infraestructura
Schiavi reconoce que a su llegada al cargo, hace 5 meses, "Buenos Aires estaba devastada desde el punto de vista infraestructural". ¿Qué garantiza que no se encuentra en una situación similar hoy día?
Y si hoy no es grave el problema, sí lo será en los próximos años si no se toman medidas. La Ciudad sufre de hipertrofia de crecimiento sin regulación.
Schiavi señaló que su principal objetivo sería "suplir la falta de infraestructura que la Ciudad tiene" y que apelaría a "la enorme inversión privada".
Una de las mayores críticas de los vecinos es por la saturación de las cloacas o falta de presión en el agua. "Con AySa —la empresa estatizada— debemos trabajar de manera común para resolver problemas", explicó Schiavi.
Luego, las redes de distribución de electricidad y las subestaciones se encuentran en crisis permanente.
La Argentina es un país desequilibrado, y los gobernantes porteños no han hecho algo por impedir el impacto del desequilibrio: el 50% de la construcción de la Ciudad está concentrada en 5 barrios.
Según el Índice Ciudad que elabora la Fundación "Estado, Trabajo y Producción" (FETyP) la construcción en los primeros 10 meses del año –aun con una leve desaceleración- creció en el país 18,5% mientras que en la Ciudad lo hizo un 42,5% convirtiéndolas en una de las actividades más dinámicas.
Schiavi gestiona la porción más grande del presupuesto porteño: más de $ 600 millones para inversiones durante 2007.
En 1999 Schiavi fue Jefe de Campaña del ingeniero civil Mauricio Macri, con quien se vinculó a principios de los '90 cuando era subsecretario de Mantenimiento y Servicios de la Municipalidad y había que negociar con Manliba (empresa de la familia Macri) los contratos de la basura.
El juez Juan Cataldo hizo lugar a una acción de amparo presentada por vecinos que se oponen a la construcción de un edificio de 9 pisos en la calle El Salvador al 6000 del barrio de Palermo, ordenándole al Gobierno de la Ciudad que no otorgue permisos a las obras que no se adecuen a la fisonomía tradicional del barrio. La jueza Alejandra Petrella le impidió a la Ciudad otorgar nuevos permisos en 16 manzanas del barrio de Caballito, entre las calles Paysandú, Arengreen, Martín de Gainza, y Gaona.
Existe una importante concentración (48%) de la superficie permisada en 6 barrios Palermo, Caballito, Villa Urquiza, Belgrano, Puerto Madero y Balvanera. Sólo en Palermo y Caballito se concentró el 25% de la superficie permisada.
Desde el 15 de noviembre están suspendidos por 90 días los permisos de obra en zonas densamente pobladas de los barrios de Caballito, Palermo, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Coghlan y Núñez.
Schiavi nunca quiso suspender nada. Él se lo explicó a la revista 'Fortuna': "Íbamos camino a la judicialización del planeamiento urbano, con la consecuente inseguridad jurídica para los inversores que estuvieran construyendo. Además, el Gobierno perdía autoridad en una materia en la que es competente: decidir sobre lo que pasa en la Ciudad. Lo que se suspendió es el trámite de presentación de nuevos permisos. Es una medida cautelar y transitoria fundada en una decisión judicial".
En este contexto el Gobierno porteño negó que tenga pensado levantar por decreto, en no más de 15 días, la prohibición de nuevos permisos de obra en seis barrios porteños. "No hay ningún decreto para reemplazar al Decreto 1.929. Carece de todo sentido cuando tenemos tiempo de resolver el problema de la construcción hasta el 15 de febrero", dijo Schiavi.
Resultó definitorio para Telerman y Schiavi que 69% de los vecinos apoyó la decisión del Ejecutivo de suspender por tres meses el otorgamiento de permisos de obra en seis barrios, según una encuesta encargada por la Ciudad a la consultora D'Alessio Irol, que preguntó a 1.140 vecinos.
Se tomó una decisión parcial, acotada, aún cuando el mayor apoyo a la medida, 63%, se registró en la Comuna 1 (Monserrat, Puerto Madero, Retiro, San Nicolás, San Telmo, Constitución), cuyos barrios no fueron alcanzados por la suspensión. Es evidente que el problema es gran parte de la Ciudad, no un perímetro acotado a los más recientes permisos de obra.
El 90% de los consultados opinó que el progreso de la construcción no debe frenarse, pero el 50% consideró que lo más adecuado es detenerla temporalmente mientras se adecua la infraestructura de servicios públicos.
Schiavi acordó con constructores, arquitectos y la UOCRA formar una mesa técnica para analizar la situación de la infraestructura en los 6 barrios en los que suspendió la construcción de edificios. La Ciudad evaluará barrio por barrio si la suspensión dura los 90 días decretados o si el parate es por más o menos tiempo, según cada caso.
Telerman y Schiavi se lo comunicaron a los representantes de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Inmobiliaria Argentina y la Asociación de Empresarios de la Vivienda, entre otros.
Berenjenal de fechas
Schiavi explicó: "Si vemos que en algún barrio o alguna zona de un barrio no hay riesgo de colapso, la suspensión allí durará menos de 90 días. Y si encontramos algún problema, la ampliaremos y enviaremos a la Legislatura el proyecto de modificación del Código de Planeamiento que haga falta".
"En 30 días tendremos los datos de Caballito, Palermo y Villa Urquiza; y en 60 los de Villa Pueyrredón, Coghlan y Núñez", adelantó Schiavi.
Daniel Silberfaden, titular de la Sociedad Central de Arquitectos, contó: "Le pedimos a Telerman que diera marcha atrás con la suspensión, pero dijo que tuvo que hacerlo para evitar que cayeran más recursos de amparo vecinales. Nos afecta, pero estamos comprometidos a trabajar para encontrar una solución".
"Cuando Belgrano creció de golpe nadie cuestionó la infraestructura de servicios como ahora. ¿Por qué tendrían que colapsar los servicios en este barrio puntualmente cuando nunca sucedió algo parecido en ningún otro barrio capitalino?", se pregunta Osvaldo Candreani, arquitecto con más de 20 obras en Caballito.
La respuesta es obvia: Así está Belgrano. Y gente como Candrean se enriqueció quitando calidad de vida a sus vecinos.

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