miércoles, octubre 06, 2010

Los más feos de los feos

Clarín, BA, 06/10/10
PorMiguel Jurado 
*EDITOR DEL DIARIO DE ARQUITECTURA
Lo que más valoran los turistas de Buenos Aires son sus edificios, dicen las encuestas. Pero, seamos sinceros, ese elogio se lo ganan, sobre todo, las construcciones afrancesadas de principios del siglo XX: poco aporta la arquitectura contemporánea. Es más, muchos edificios actuales tienen una importante fealdad. El tema es que a los edificios feos, como a las cosas malas, nadie quiere recordarlos y pasan inadvertidos. Pero nos taladran el hipotálamo con sólo percibirlos de reojo. Algo anda mal.
Sabemos que la belleza y la fealdad son dos cuestiones de gusto, pero en la arquitectura intervienen componentes como: proporciones, propósito, relación con sus vecinos y hasta calidad de construcción. Un ranking de los edificios más desagradables de Buenos Aires podría dejar enseñanzas para una ciudad mejor. Si me permiten la arbitrariedad, enumeraré los cinco edificios porteños que me parecen más feos desde el menos malo al peor de todos.
Puesto N° 5.
MEZQUITA DE PALERMO. BULLRICH Y CERVIÑO.
La Mezquita de Palermo. Un conjunto en el que además funcionan dos colegios, un centro cultural y una residencia para internados. No está mal ubicado en el terreno, tiene presencia institucional, elegancia y aporta una cuota de exotismo que no le viene nada mal al barrio. Pero lo más feo es la notable desproporción de las torres que flanquean el templo, muy anchas abajo, extremadamente angostas arriba. Además, en un intento por sintetizar toda la historia islámica, los autores mezclaron arquitectura omeya, siria y visigoda, cuyo resultado es poco feliz. Para colmo, los lucernarios azulados que recorren el edificio recuerdan más a un shopping que a otra cosa. A eso se suma que los exteriores ya muestran un notable desmejoramiento.
Puesto N° 4.
TORRE EN SOLAR HISTORICO. EN CORDOBA Y SAN MARTIN.
Mucho más anónimo que la Mezquita, pero cien veces más feo es el edificio de departamentos que está en Córdoba y San Martín, frente a las Galerías Pacífico. Se trata de un prisma de casi 20 pisos decorado con colores pastel que podría ser horroroso pero olvidable si no estuviera junto al Convento de Santa Catalina, un edificio histórico y patrimonial. Todo un ejemplo del estilo: “Qué me importa el entorno”.Encima, en los 70, cuando se construyó, sus unidades se ofrecían con el slogan: “Exclusivos departamentos en solar histórico”. Es como vender un auto chocado destacando que tiene muy pocos kilómetros. Propongo demolerlo.
Puesto N° 3.
En esta lista de la fealdad no podía dejar de estar la meca del boxeo porteño, el portentoso esperpento arquitectónico que concentra los espectáculos deportivos y musicales más renombrados: el Luna Park. No sólo es feo con ganas, sino que también es poco funcional, incómodo y vetusto. Para colmo, es ¡Monumento Histórico Nacional! Es decir que lo vamos a tener que soportar para siempre. Habría que haberle hecho caso a Billy Bond cuando en un recital con incidentes dicen que dijo: “Rompan todo”.
Puesto N° 2.
Podría ser el edificio más feo de Buenos Aires, pero no llega a ese puesto por feo. Es mi preferido: el Chateau Libertador. Un adefesio que intenta repetir la arquitectura francesa del siglo XVII agregando floripondios, columnas y pilastras (más dorados y firuletes) como si el diseño fuera equivalente a la pastelería de autor. Diría que es el Ricardo Fort de los edificios: exagerado, artificial, ostentoso y careta.
Puesto N° 1.
COSTAGUTA. TALCAHUANO Y TUCUMAN.
Por último, el más feo de los feos, el más cruento intento fallido de preservación patrimonial: el palacio Costaguta, en Talcahuano y Tucumán, una construcción neo art noveau que podría haber sido una curiosidad si se hubiera conservado como estaba. En su lugar, en los 80, se le aplicó una reforma que dejó en pie sólo la torre de la esquina y construyó un edificio vidriado a sus espaldas. Un desastre descomunal que se puede sufrir todos los días en TribunalesEs como exhibir la cabeza del último rinoceronte de Sumatra en la pared de la Asociación Protectora de Animales. Para conservar de esa manera los nobles restos del viejo edificio, hubiera sido mejor un digno y respetuoso entierro.
La lista es infinita y dinámica. Todos los días surgen nuevos postulantes a llevarse el premio mayor. Sólo hay que darles tiempo y tenerles paciencia.

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